Con este tipo de herramientas resulta clave la frecuencia de envío de datos. María Martínez es la CEO de Agrodit, una startup que ha comenzado a operar en Suecia. Su sensor, un único stick que mide a dos profundidades, envía datos cada 15 minutos. “Si se lanza el dato cada dos horas puede estar lloviendo y nosotros seguir regando”, afirma. “Lo que hace nuestro sistema es ayudar al agricultor a ser más sostenible, que al final viene siendo ser más eficiente, ahorrar costes y tener más beneficios”, argumenta.
Esta emprendedora española ha desarrollado el equipamiento completo para enviar los datos de la sonda a una aplicación donde el agricultor puede monitorizar lo que ocurre y tomar decisiones, recibir alertas de riego y activar el sistema que abre o cierra las válvulas de forma remota. Su objetivo es poner en el mercado este tipo de herramienta a buen precio por lo que ofrecen incluso un sistema de leasing por un periodo mínimo de 2 años.
Los datos que proporcionan las sondas se pueden sumar a otras fuentes de datos (estaciones meteorológicas, datos satelitales con información sobre el índice NVDI…) y las opciones se multiplican. La plataforma con la que opera Ris Iberia es la de Spherag donde todo es programable. Por ejemplo, se puede automatizar que se active el riego con todas las órdenes que conlleva (arranque de bomba, apertura de las válvulas de los sectores, posibilidad de fertiirrigación…) si la humedad baja de un porcentaje establecido, siempre con elementos de seguridad activados como los presostatos. O que la decisión final la autorice el propio agricultor en base a la información que observa en la plataforma.
El uso de sensores en agricultura también se abre a nuevas opciones como especifica María Martínez, que ya trabaja en equipos que miden la salinidad, el Ph, o el balance de fertilización: “Somos capaces de obtener datos del suelo en tiempo real sin tener que esperar a los resultados de una muestra de suelo”.